Martes 09 de octubre del 2012 | 16:27
Javier Melgarejo, psicólogo escolar
español, estudió el sistema educativo de dicho país por más de una
década. Aquí, las claves del primer puesto en el informe PISA.
Los niños finlandeses de hoy estarán el día de mañana entre los profesionales más preparados del mundo. No lo predice ninguna bola de cristal, lo auguran datos objetivos.
Desde que la
OCDE comenzara en el 2000 a elaborar su informe
PISA,
Finlandia ha acaparado los primeros puestos del podio en Europa por su excelente nivel educativo.
Dispuesto a dar con la clave del éxito
finlandés, el psicólogo escolar y entonces director del colegio Claret
de Barcelona, Javier Melgarejo, comenzó a estudiar su sistema educativo hace más de una década.
Lo primero que pudo constatar fue que, entre
los 4 y 5 años, más de la mitad de los niños acuden a guarderías y no
empiezan el colegio hasta los 7 años. Dos años después, sus puntuaciones son mejores que el resto de los países estudiados por la OCDE.
Durante los primeros seis años de la primaria
los niños tienen en todos o en la mayoría de sus cursos el mismo
maestro, que vela por que ningún alumno quede excluido. Es una manera de
fortalecer su estabilidad emocional y su seguridad. Hasta el quinto grado no hay calificaciones numéricas, pues, según señala el experto, no se busca fomentar la competencia entre alumnos ni las comparaciones.
La jornada escolar suele comenzar sobre las 8:30 a.m. hasta las 3 p.m. En total, suman 608 horas lectivas en primaria con deberes en casa que no son muy exigentes.
“El éxito finlandés se debe a que encajan tres estructuras: la familia, la escuela y los recursos socioculturales.
Los padres tienen la convicción de que son los primeros responsables de
la educación de sus hijos, por delante de la escuela”, indica
Melgarejo.
LOS MEJORES PROFESORES
Asimismo, señala que la diferencia radica en la elevada calificación académica del profesorado en
Finlandia, principalmente en educación primaria. Los finlandeses
consideran que el tesoro de la nación son sus niños y los ponen en manos de los mejores profesionales del país.
Para ser docente se necesita una calificación
de más de 9 sobre 10 en sus promedios generales, y se requiere, además,
una gran dosis de sensibilidad social.
Cada universidad escoge a sus aspirantes a
profesores con una entrevista para valorar su capacidad de comunicación y
de empatía, la explicación de un tema ante una clase, una demostración
de aptitudes artísticas, una prueba de matemáticas y otra de aptitudes
tecnológicas. “Son las pruebas más duras de todo el país”, asegura Melgarejo.
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