Miércoles 11 Julio, 2012
Al declarar que las doce regiones que perciben canon “no toman el tema [de redistribuirlo (más) equitativamente] con agrado” el Secretario de Descentralización de la PCM ha dicho, sin eufemismos, algo así como que el borracho no ve con buenos ojos que le quiten la botella. Salvo para curacas regionales y contratistas no competitivos, es obvio que el canon no ha sido una buena forma de distribuir los recursos públicos.
Aprovecharemos la noticia para plantear una alternativa completamente distinta para resolver el dilema político de quitarle jugosas rentas que distribuir a presidentes regionales, alcaldes y rectores, a la vez que aumentaría inmediatamente y casi sin costo la disponibilidad de recursos fiscales y mejoraría sustancialmente la calidad del gasto público.
Proponemos –como lo hemos hecho antes (CD 17/03/2011)- que se cree un Fondo Soberano de Riqueza (FSR) consolidando los casi sesenta fondos que el Estado ha creado para usos diversos, así como los recursos no utilizados del canon y los ingresos futuros de lo que hoy constituyen el canon y las regalías. Todos estos recursos se manejarían de manera centralizada para obtener el mejor rendimiento financiero de ellos. Hoy en día el Estado cuenta con cerca de 70,000 millones de soles en activos financieros (ver gráfico 1) que se podrían utilizar para conformar este fondo. Sólo el manejo adecuado de estos fondos debería aumentar los recursos públicos disponibles en algunos miles de millones de soles al año.
El Estado debería buscar la mejor asistencia técnica para el diseño de este fondo, usando tanto la asesoría del FMI y el Banco Mundial como de los principales bancos de inversión con experiencia en el tema. Una vez constituidos los fondos, se licitaría su administración, financiera como ocurre con el Fondo Consolidado de Reserva Previsional hace años. El estatuto del FSR incluiría criterios de rentabilidad social que evitarían que se sigan mal invirtiendo fondos públicos. Se compraría institucionalidad de un día para otro.
Los recursos del FSR se invertirían en atender nuestras principales desventajas competitivas (ver gráfico 2). Así, se usarían recursos provenientes principalmente de recursos no renovables para capitalizar al país y mejorar nuestras perspectivas de desarrollo a largo plazo.
Existen muchísimos usos posibles para los fondos. Se podrían financiar programas de becas, programas de fortalecimiento de la gestión pública o programas de mejora de la educación. Igualmente, APPs bien diseñadas tras concursos internacionales para su diseño y promoción, para ir cerrando las brechas de infraestructura. Se podría fortalecer a las universidades públicas líderes con capacidad de investigación como San Marcos, la UNI o la Agraria, así como financiar programas de innovación con concursos que provean recursos estables y adecuados a investigadores en universidades públicas o privadas.
El FSR también se usaría para proporcionar incentivos para la conformación de macro-regiones, ayudando a que coordinen perro, pericote y gato en el Estado peruano. Como la rentabilidad social de un programa de transporte que incluya una red de caminos rurales integrada a IIRSA centro, el Ferrocarril Central, los dos puertos del Callao y el Aeropuerto Jorge Chávez es obviamente superior a un conjunto disociado de proyectos locales, regionales o sectoriales, eso es lo que el FSR financiaría.
También se tiene que reformar al MEF, para que pase de defensa machetero a mediocampista cerebral. Tiene que bajar a la cancha a diseñar proyectos integrales en las zonas más deprimidas del país, incluyendo las actuales zonas de influencia del canon. Hasta que CEPLAN deje de ser un calco raquítico del INP, el MEF o una de sus dependencias tiene que planear intervenciones públicas transversales. No puede seguir dudando de ellas porque pueden acarrear contingencias para el cajero fiscal
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