Mina que apalanca el desarrollo

¿PUEDE LA MINERÍA SACAR DE LA POBREZA A TODA UNA REGIÓN? SI BIEN EN ALGUNAS ZONAS ALEDAÑAS A YACIMIENTOS MINEROS SE HA LOGRADO LEVANTAR LOS INDICADORES SOCIALES EN TIEMPO RÉCORD, TODO PARECE INDICAR QUE ESTO NO SERÁ SOSTENIBLE SIN EL APOYO DEL ESTADO

Por: Iana Málaga

Lunes 12 de Setiembre del 2011

“El día que llegó la mina empezamos a tener más trabajo, se construyeron pistas y llegó la luz a nuestro pueblo”. Este es un discurso que es común escuchar en algunas zonas del país, adonde esta industria llegó no solo para generar divisas propias, sino también para impulsar el desarrollo.

Como indica Pablo de la Flor, vicepresidente de Asuntos Corporativos de la Compañía Minera Antamina, la minería es capaz de empoderar el capital humano de un territorio gracias a dos factores importantes: “Primero, este sector genera de por sí un papel dinamizador en el empleo [por ejemplo, Antamina ha generado 2.360 empleados directos en Áncash y 500 indirectos. Y, en segundo lugar, las transferencias que hace la empresa por efecto del canon y otros aportes sociales pueden rentabilizarse en importantes contribuciones sociales”, asegura De la Flor.

No por gusto en Áncash (región donde operan gigantes como Antamina, Milpo y Sider-Perú) el porcentaje de pobreza bajó de 42% en el 2006 a 29% en el 2010. Y algo tan difícil de combatir como es la desnutrición crónica bajo de 30,6% en el 2007 a 23,1% en el 2009.

Allí vale destacar la intervención del programa Ally Micuy, desarrollado por el Fondo Minero Antamina (FMA). En solo 30 meses, esta intervención logró disminuir la desnutrición crónica 39,35% a 27,77% en más de 30.000 niños menores de tres años de 800 centros poblados de Áncash.

LAS MÁS ACTIVAS
José Luis López, impulsor del Grupo de Diálogo, Minería y Desarrollo Sostenible, precisa que esta actividad no debe ser un actor que reemplace al Estado en su tarea por lograr el desarrollo social de los pueblos. “Pero hoy el 60% de las mineras formales está innovando en proyectos que vienen mejorando el empleo y la generación de cadenas productivas en algunos distritos, gracias al Programa Minero de Solidaridad con el Pueblo (PMSP)”, dice López.

Actualmente el esquema del PMSP compromete a 40 empresas que desde el 2007 aportan el 3,75% de sus utilidades al año en proyectos de educación, salud, lucha contra la desnutrición e infraestructura. Y aunque solo se ha ejecutado el 52% de los S/.2.232 millones que se han destinado al PMSP, eso permitió que las empresas más proactivas desarrollen por cuenta propia 2.200 proyectos sociales.

Gonzalo Quijandría, gerente de Asuntos Corporativos de Barrick, también resalta el modelo de lo que también se conoce como el aporte voluntario minero. “Antes cada empresa tenía su propio proyecto de responsabilidad social, pero este esquema permitió que el sector ponga el foco en proyectos destinados a elevar la educación, la salud y el fortalecimiento de capacidades locales”, refiere Quijandría. De hecho, Áncash, Cusco y Arequipa fueron las regiones donde se generaron más proyectos con el aporte voluntario minero.

En los últimos años, también se ha visto cómo las autoridades regionales y locales se involucran directamente con las minas para generar proyectos sociales juntos. “Somos conscientes de que cualquier iniciativa que impulsemos no puede depender en el mediano y largo plazo de nuestro financiamiento”, dice al respecto Quijandría.

Eso sí, Luis Castillo, secretario general de la Federación Minera del Perú, recuerda que cuando una empresa minera se instala en un distrito, siempre generará impactos ambientales y socioeconómicos en los pobladores. Por eso es importante que las minas también diseñen planes de cierre que aseguren la sostenibilidad de los proyectos sociales de la mano con el Estado.