Por: Hugo Guerra
Para entender la protesta en Cajamarca es indispensable revisar ocho cuestiones críticas:
1. Sí es legítima la preocupación por el agua y el impacto medioambiental. Mudar cuatro lagunas, aunque viable, es un propósito complejo; además, en el pasado Yanacocha tuvo problemas técnicos y de mala comunicación ya superados, pero que todavía generan desconfianza. También hay un problema de redistribución territorial para que coexistan mejor agro y minería.
2. El estudio de impacto ambiental es inobjetable y su ejecución resulta vital: las reservas de la explotación actual se están agotando, con una caída de 40% en la producción desde el 2007. Conga, además, ha cumplido con todo el proceso legal y ofrece garantías en caso de contingencias; por lo mismo, 90% de las comunidades aledañas están a favor del proyecto, de modo que las protestas más que ser de base social son producto de la agitación.
3. Encabezan la protesta: el presidente regional Gregorio Santos, un radical de Patria Roja incapaz de invertir los multimillonarios ingresos del canon minero. El presidente del Frente de Defensa Ambiental de Cajamarca, Wilfredo Saavedra, ex emerretista sentenciado que lidera una organización fantasma, apropiándose del tema acuífero. El cura (con funciones suspendidas) Marco Arana, candidato presidencial del movimiento Tierra y Libertad fracasado electoralmente. También dirige Grufides, una ONG vinculada a Oxfam Internacional, federación antiminera especialmente confrontada con la transnacional Newmont, accionista principal de Yanacocha.
4. La agitación en Cajamarca funciona porque tras 19 años de opulento canon minero no hay mejor infraestructura, saneamiento ambiental y generación de empleo. Además, la falta de incentivos a la actividad agropecuaria –responsabilidad del gobierno regional– ha determinado que el nuevo orden socioeconómico se estructure alrededor de Yanacocha, empresa que incluso es extorsionada por quienes quieren que se les compre más servicios o se les dé más inversión social.
5. La posición del gobierno nacionalista es correcta: exige que las mineras cumplan con sus obligaciones y tributen más (cosa que ya se consiguió pacífica y eficientemente), que se permita la coexistencia agro y minería (agua y oro) y que no haya extorsión de los radicales.
6. Tal postura es coherente con la Hoja de Ruta electoral e implica marcar distancia con sus ex aliados de extrema izquierda, así como revisar planteamientos electorales retóricos inejecutables por el mandatario.
7. Aunque el resentimiento de la CGTP y personajes como Javier Diez Canseco prologuen la ruptura con el Gobierno, no hay una ‘derechización’ del humalismo, sino una recuperación del centro-izquierda. Hay, no obstante, cosas que deben investigarse a fondo como la denuncia de seguimiento de Inteligencia contra el ex asesor Carlos Tapia y la presunta agitación lanzada por Antauro Humala desde la cárcel.
8. Finalmente, ante el ultimátum planteado para el lunes 28, debe entenderse que la clave no es tanto el diálogo (que debe mantenerse aunque en el ‘baguazo’ se demostró que solo hablar sin mecanismos de resolución efectiva resulta inconducente), sino que pasa por acelerar la inversión social y de infraestructura. Para ello el Gobierno Central debe recuperar funciones y modular de manera diferente el proceso de regionalización en Cajamarca y otras zonas, pues solo así se impedirá que las bombas de tiempo se reproduzcan y sean letales en esta etapa de lo que venimos calificando como la guerra redistributiva en el Perú.
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