ELÍAS GARCÍA OLANO
egarcia@diariogestion.com.pe
Si triunfa la oposición al proyecto Conga, esa zona de la región Cajamarca podría terminar como el proyecto aurífero de Tambogrande, en Piura, que tras paralizarse hace diez años, ahora se encuentra invadido por más de 15 mil ex agricultores convertidos en mineros informales, según dio a entender el ministro Carlos Herrera Descalzi.
Es paradójico el tema de Conga, anotó, pues mientras por un lado su población en su protesta contra ese proyecto se juega por una mejor calidad de vida, que implica más inversiones en infraestructura, saneamiento, electricidad, carreteras, no toma en cuenta que eso solo se va a conseguir con recursos que da la minería.
Recordó que cuando se dejó de lado por completo el proyecto Tambogrande, se dijo entonces que era el triunfo de la agricultura, de la naturaleza y la vida sobre las actividades extractivas.
No obstante, hoy, aseveró, en toda esa zona la extracción aurífera informal ha dañado el medio ambiente con vertimientos de mercurio, cianuro y otros desechos que dañan el suelo. Advirtió que con el próximo Fenómeno de El Niño, y las consiguientes mayores lluvias, es muy probable que estas inunden los depósitos de relaves informales y que estos destruyan totalmente la agricultura de esa zona.
Observó que lo mismo puede ocurrir con el proyecto hidroeléctrico de Inambari, y que si bien la premisa es hoy que esa zona permanezca intocable, en la práctica no va a ser así, pues con las migraciones y avance de la minería informal, esa zona puede afectarse por sembríos de coca y por invasiones de extractores ilegales de oro.
"Resulta un contrasentido hacer oposición ciega a explotar recursos naturales, de donde provienen los ingresos para mejorar ese desarrollo, y hasta la mano de obra que se emplea para desarrollar la infraestructura", anotó.
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Si triunfa la oposición al proyecto Conga, esa zona de la región Cajamarca podría terminar como el proyecto aurífero de Tambogrande, en Piura, que tras paralizarse hace diez años, ahora se encuentra invadido por más de 15 mil ex agricultores convertidos en mineros informales, según dio a entender el ministro Carlos Herrera Descalzi.
Es paradójico el tema de Conga, anotó, pues mientras por un lado su población en su protesta contra ese proyecto se juega por una mejor calidad de vida, que implica más inversiones en infraestructura, saneamiento, electricidad, carreteras, no toma en cuenta que eso solo se va a conseguir con recursos que da la minería.
Recordó que cuando se dejó de lado por completo el proyecto Tambogrande, se dijo entonces que era el triunfo de la agricultura, de la naturaleza y la vida sobre las actividades extractivas.
No obstante, hoy, aseveró, en toda esa zona la extracción aurífera informal ha dañado el medio ambiente con vertimientos de mercurio, cianuro y otros desechos que dañan el suelo. Advirtió que con el próximo Fenómeno de El Niño, y las consiguientes mayores lluvias, es muy probable que estas inunden los depósitos de relaves informales y que estos destruyan totalmente la agricultura de esa zona.
Observó que lo mismo puede ocurrir con el proyecto hidroeléctrico de Inambari, y que si bien la premisa es hoy que esa zona permanezca intocable, en la práctica no va a ser así, pues con las migraciones y avance de la minería informal, esa zona puede afectarse por sembríos de coca y por invasiones de extractores ilegales de oro.
"Resulta un contrasentido hacer oposición ciega a explotar recursos naturales, de donde provienen los ingresos para mejorar ese desarrollo, y hasta la mano de obra que se emplea para desarrollar la infraestructura", anotó.
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